martes, 15 de noviembre de 2011

Frase del Día

"Si alguna vez has mirado la imagen de alguien que acaba de tener una idea, es posible que observes el dibujo de una bombilla encima de su cabeza. Por supuesto, no suele ser común que haya una bombilla suspendida en el aire cuando alguien tiene una idea, pero la imagen de una bombilla sobre la cabeza de alguien se ha convertido en una especie de símbolo del pensamiento, así como la imagen de un ojo, por desgracia, se convirtió en un símbolo de la delincuencia y del escabroso comportamiento en lugar de la integridad, la prevención de incendios, y del buen leer."


11- La Pendiente Resbaladiza, Lemony snicket

lunes, 7 de noviembre de 2011

Lemony Snicket: La Autobigrafía no autorizada

A continuación les comparto la introducción de “Lemony Snicket: La Autobiografía no autorizada”, libro que se traducirá cuando esté completado el libro El Carnaval Carnívoro. Espero les guste.

Aquí les dejo un link de un PDF para que puedan ver las imágenes adjuntas.

Lemony Snicket: La Autobiografía no autorizada - Introducción

INTRODUCCIÓN

COMO EL REPRESENTANTE OFICIAL

de Lemony Snicket en todos los asuntos legales, literarios y sociales, a menudo me hacen preguntas difíciles, incluso cuando ando con prisa. Recientemente, las preguntas más comunes han sido las siguientes:

1. ¿Podría salir de mi camino?

2. ¿De dónde proviene Lemony Snicket: La Autobiografía No Autorizada, de Lemony Snicket?

Las respuestas a ambas preguntas son historias muy largas, y sólo hay espacio aquí para responder a una de ellas. Los orígenes de La Autobiografía No Autorizada son un tanto crípticos —una palabra que aquí significa “enigmáticos”— pero la historia comienza con una carta que recibí recientemente de los editores de este libro.


Estimado Sr. Handler, comienza la carta,

Nos contactamos con usted, representante oficial de Lemony Snicket en todos los asuntos legales, literarios y sociales, a causa de un enigmático —una palabra que aquí significa "misterioso"— asunto que llamó nuestra atención.

La historia comienza no hace mucho tiempo en nuestras oficinas. Como usted quizá recuerde, nuestras oficinas están ubicadas en un alto e imponente edificio, con un amplio e imponente vestíbulo, y con un imponente portero de mediana edad, por lo general vestido con un abrigo que es demasiado grande para él, de pie en la entrada para dirigir a los visitantes hasta el ascensor. En este día en particular, el portero en turno fue un hombre que había estado llevando fielmente un diario durante más de veintisiete años, anotando todos los detalles de su vida con un bolígrafo y, cuando la pluma se quedaba sin tinta y no había una papelería cerca, con un pequeño trozo de carbón. El portero tomó este trabajo en el vestíbulo del edificio que alberga nuestras oficinas con la esperanza de que su diario fuera publicado como un libro. Siempre que la gente de la editorial entraba en el edificio, el portero les saludaba con una sonrisa y con un apretón de manos, y mientras movía la mano dejaba caer unas cuantas páginas de su diario en las manos de ellos, con la esperanza de que leyeran su trabajo y cambiara de ser un portero a un autor.

Una mañana, miré hacia abajo a las páginas arrugadas y manchadas de carbón que el portero me había dado, y una palabra me llamó la atención:

SNICKET

Como se puede imaginar, todos nosotros en la editorial hemos estado bastante preocupados por Lemony Snicket desde que su obituario fue publicado en El Diario Punctilio. Obviamente, el hecho de leer algo impreso en una página no significa que sea cierto, pero estábamos a la espera de alguna noticia de Lemony Snicket y de su trabajo en el caso de los Baudelaire, por lo que inmediatamente desarrugue las páginas del diario y las leí mientras el ascensor me llevaba a mi oficina.

Estimado Diario, el diario comenzó, la carta continuó,

Hoy fue un día muy frío y amargo, tan frío y amargo como una taza de chocolate caliente, como si a la taza de chocolate caliente se le añadiera vinagre y se colocara en el refrigerador por varias horas. Aparte del tiempo, el día fue tan normal como un grupo de focas aladas paseando en un monociclo, suponiendo que vives en algún lugar donde eso es algo normal, hasta que un misterioso —una palabra que aquí significa "arcano"— desconocido pasó a través de la puerta giratoria.

El desconocido era una mujer, por lo menos tan alta como una silla pequeña y probablemente tan anciana como una persona que asistió a una guardería hace muchos años. Estaba totalmente vestida con prendas de vestir, y no tenía nada en sus pies, a excepción de un par de calcetines y dos zapatos. Lanzó una mirada desesperada por el vestíbulo del edificio, que estaba tan vacío como una colmena cuando todas las abejas han sido echadas de ella, y luego puso un paquete de papeles en mis manos y comenzó a hablar con una voz que me recordaba claramente a la de ella.

Me explicó que esos papeles se los había dado un desconocido, quien le contó la siguiente historia:

Un día muy frío, no hace mucho tiempo, un señor mayor que conozco me llevó a cenar a un club situado en una zona de la ciudad de la que nunca había odio hablar. El señor mayor que conozco ha sido un miembro del club cuando vivía en la ciudad, por lo que siempre era recibido cuando iba de visita. El club se encontraba en una enorme e imponente mansión, pintada de verde y decorada con una gran e imponente insignia estampada en la puerta.

No haré nada por tratar de describir la insignia —mi redacción es, en mi humilde opinión, simplemente terrible— así que voy a tratar de reproducirla aquí en esta misma página:

La cena fue muy deliciosa, y el señor mayor que conozco parecía estar en el mejor de los ánimos, aunque de vez en cuando me daba una pequeña y reservada sonrisa, como si estuviera guardando un arcano —una palabra que aquí significa "abstruso"— secreto que estaba reservando para el postre. El postre, sin embargo, no era un arcano secreto, pero si un arcano pudín.

Después del pudín, el señor mayor que conozco y yo nos retiramos a una enorme e imponente sala para disfrutar de un brandy después de la cena, y la arcana sonrisa volvió a su rostro mientras unos señores mayores que no conozco se unieron a nosotros, claramente en algún tipo de reunión. Como yo no era un miembro del club, me ofrecí a irme, pero el señor mayor que conozco me dijo que yo podría encontrar la reunión de mucho interés, por lo que me quedé. Sin explicación alguna, uno de los señores mayores que no conozco sacó un fajo de pergaminos amarillentos, todos atados con una cuerda, entre los pliegues de su abrigo. Este fajo de pergaminos era aún más desconocido para mí que cualquiera de los señores mayores que no conocía, así que moví mi silla hacia adelante para tener una mejor vista y ver de qué se trataba. La arcana sonrisa desapareció del rostro del hombre, y con cierta dificultad sus dedos, que estaban unidos a su mano, por supuesto, desataron la cuerda, y después el señor se aclaró la garganta y miró a su alrededor brevemente a los reunidos, y comenzó a hablar, aunque aún no he sido capaz de adivinar si estaba leyendo la primera página del manuscrito o simplemente hablaba con nosotros. Él dijo:

Miembros del club, invitados de honor, y cualquier duquesa disfrazada que podría estar aquí:

No me atrevo a contarles la historia de cómo este paquete de información sobre el Sr.

SNICKET

llegó a mis manos. Es bien sabido que una de las maneras más fáciles de impedir llamar la atención de nuestros enemigos es inventar una falsa y larga historia acerca de cómo algo llegó a tus manos por medio de un misterioso desconocido, o acerca de que recibiste una carta de la nada, o acerca de un mensaje oculto en un apretón de manos escrito con letra ilegible. Por lo tanto, no les contaré la siguiente historia:

Mi tía, quien es ya sea una mujer llamada Julie Blattberg o una mujer cuyo nombre estoy pretendiendo sea Julie Blattberg, me dio una pequeña llave que abría una caja que contenía una llave que a su vez abría otra caja que contenía la información que compone este libro, y me hizo jurar que nunca debería permitir llegar esa información al público, incluido a los miembros de algún abstruso —una palabra que aquí significa "críptico"— club privado en una enorme e imponente sala, a pesar de que sean socios de confianza disfrutando un brandy después de la cena…

Eso me recuerda, la carta continua, que también me gustaría un brandy. Les ruego me disculpen un momento.


Gracias. Como iba diciendo, si yo les dijera que mi tía me hizo prometer que sólo podía entregarle este paquete a mi sobrina o sobrino —excepto que no tengo una sobrina o sobrino y no creo que alguna vez tenga uno, tomando en cuenta el salpullido de mi hermano— no esperaría que lo creyeran, así que no les daré en absoluto ningún tipo de introducción para esta autobiografía, a excepción de estas tres afirmaciones:


1. Este libro no parece ser una falsificación, lo cual no quiere decir que la historia sea verdadera —sólo que se cuenta con precisión.

2. Que este libro trata del Sr. Snicket es incuestionable, lo cual no quiere decir que no es cuestionado por algunas personas.

3. El libro se divide más o menos en trece partes, cada una con una pregunta como título. Nadie sabe a ciencia cierta si fue dividido por el Sr. Snicket o por algún miembro del club, aunque el Sr. Snicket rara vez asiste a los clubs. Las trece preguntas son las siguientes:...

Lo Restante está en el PDF.